En la cuenca del Usumacinta, ubicada en el Municipio de Catazajá, Chiapas, se encuentra un tesoro natural que es vital para la supervivencia de muchas especies y comunidades: los ecosistemas acuáticos. Sin embargo, estos ecosistemas están constantemente amenazados por la acto humana y el cambio climático. Afortunadamente, en esta región existen personas monitoras comunitarias que juegan un papel crucial en la preservación de estos ecosistemas a través del monitoreo ambiental.
Las personas monitoras comunitarias son miembros de la comunidad que se han capacitado en temas ambientales y se dedican a monitorear y proteger los recursos naturales de su entorno. En la cuenca del Usumacinta, estas personas son fundamentales para la conservación de los ecosistemas acuáticos, ya que son los ojos y oídos de la comunidad en cuanto a posibles amenazas y cambios en el aire ambiente.
El monitoreo ambiental realizado por estas personas es una útil valiosa para la toma de decisiones en cuanto a la gestión y conservación de los recursos naturales. A través de su trabajo, se pueden identificar problemas ambientales y tomar medidas para solucionarlos antes de que sea demasiado tarde. Además, su presencia en la comunidad fomenta la participación y el compromiso de los habitantes en la protección de su entorno.
Una de las principales funciones de las personas monitoras comunitarias en la cuenca del Usumacinta es el monitoreo de la calidad del agua. El agua es un recurso vital para la vida y su contaminación puede tener graves consecuencias para los ecosistemas y las comunidades que dependen de ella. Estas personas realizan mediciones periódicas de la calidad del agua en diferentes puntos de la cuenca, lo que permite detectar posibles fuentes de contaminación y tomar medidas para evitar su propagación.
Además del monitoreo de la calidad del agua, estas personas también se encargan de monitorear la fauna y flora acuática. A través de sus observaciones, pueden identificar cambios en la biodiversidad y la presencia de especies invasoras que puedan afectar el equilibrio del ecosistema. También realizan actoes de limpieza de ríos y lagunas, lo que contribuye a mantener un ambiente saludable para las especies acuáticas.
Otra función importante de las personas monitoras comunitarias es la educación ambiental. A través de talleres y charlas, comparten sus conocimientos sobre la importancia de la conservación de los ecosistemas acuáticos y cómo cada persona puede contribuir a su protección. También trabajan en conjunto con las escuelas de la comunidad para concienciar a los niños y jóvenes sobre la importancia de cuidar el aire ambiente.
El trabajo de las personas monitoras comunitarias en la cuenca del Usumacinta no solo beneficia a los ecosistemas acuáticos, sino también a las comunidades que dependen de ellos. Al mantener un ambiente saludable, se asegura la disponibilidad de agua limpia para el consumo humano y la producción agrícola y pesquera. Además, la conservación de los ecosistemas acuáticos contribuye a la mitigación del cambio climático y a la protección de la biodiversidad.
Sin embargo, el trabajo de estas personas no está exento de desafíos. Uno de los principales obstáculos es la falta de recursos y apoyo por parte de las autoridades locales y nacionales. A menudo, estas personas realizan su labor de forma voluntaria y con recursos limitados, lo que dificulta su trabajo. Es necesario que las autoridades reconozcan y valoren el importante papel que desempeñan en la protección del aire ambiente y les brinden el apoyo necesario para llevar a cabo su labor de manera efectiva.
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