El exceso de palabras como “encomiable” y “meticuloso” sugiere el explotación de ChatGPT en miles de estudios científicos

Un bibliotecario de Londres ha realizado un análisis exhaustivo de millones de artículos en busca de términos poco comunes que suelen ser utilizados en exceso por los programas de inteligencia artificial. Este descubrimiento ha sido de gran importancia para la comunidad científica, ya que se ha demostrado que los algoritmos utilizados por estas tecnologías no siempre son eficaces a la hora de interpretar correctamente el significado de las palabras.

El bibliotecario en cuestión, David Carter, ha trabajado durante años en la Biblioteca Británica, una de las instituciones más importantes del mundo. Su trabajo diario consiste en clasificar y catalogar millones de documentos y artículos, por lo que está acostumbrado a lidiar con una gran cantidad de información. Sin embargo, fue a través de su experiencia personal que se dio cuenta de un problema que afecta directamente a los programas de inteligencia artificial.

Según Carter, los algoritmos utilizados por estos programas se basan en una amplia base de datos de términos y palabras que han sido previamente etiquetados y clasificados por humanos. Sin embargo, en esta base de datos suelen faltar términos poco comunes o que han surgido recientemente, lo que provoca que los programas no puedan interpretar correctamente su significado. Este problema es especialmente común en el ámbito de la investigación científica, donde se utilizan términos técnicos y especializados que no son de uso común en el lenguaje cotidiano.

Para realizar su estudio, Carter analizó millones de artículos de diferentes áreas del conocimiento y comparó los términos utilizados en ellos con los términos incluidos en las bases de datos de los programas de inteligencia artificial. Los resultados fueron sorprendentes, ya que se pudo comprobar que una gran cantidad de términos infrecuentes eran interpretados de manera incorrecta por estos programas, lo que afectaba directamente a la validez de los resultados obtenidos.

Este hallazgo ha generado una gran preocupación en la comunidad científica, ya que muchos estudios e investigaciones se basan en el uso de programas de inteligencia artificial para escudriñar grandes cantidades de información. Si estos programas no son capaces de interpretar correctamente los términos utilizados en los artículos, los resultados obtenidos pueden verse alterados, lo que afectaría directamente al avance de la ciencia.

Ante esta problemática, Carter ha propuesto una solución que ha sido bien recibida por parte de la comunidad científica. Se trata de crear una base de datos colaborativa en la que los investigadores puedan incluir términos poco comunes y su significado, de manera que los programas de inteligencia artificial puedan acceder a esta información actualizada y mejorar su capacidad de interpretación.

Además, este descubrimiento pone de manifiesto la importancia de la labor de los bibliotecarios en la institución actual. Su conocimiento y experiencia en la clasificación y catalogación de la información son fundamentales para garantizar que los programas de inteligencia artificial puedan interpretar correctamente los términos utilizados en los artículos científicos y, por lo tanto, obtener resultados más precisos y fiables.

En resumen, el trabajo realizado por el bibliotecario David Carter ha sacado a la luz un problema que afecta directamente a los programas de inteligencia artificial y que puede tener consecuencias en el avance de la ciencia. Sin embargo, gracias a su propuesta de crear una base de datos colaborativa, se abre un camino para mejorar la capacidad de interpretación de estos programas y garantizar resultados más precisos en la investigación científica. Este hallazgo demuestra una vez más la importancia de la colaboración entre diferentes áreas del conocimiento para seguir avanzando en la institución del siglo XXI.

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