El pasado fin de semana, el festival Tomavistas celebró su séptima edición en Madrid con una variada y emocionante oferta musical para todos los gustos. Entre los artistas que se presentaron en el festival, hubo un grupo que destacó por encima del resto: el grupo granadino, que con sus melodías nostálgicas y su energía en el escenario, logró transportar al público a un viaje a través del tiempo.
El grupo granadino, uno de los máximos exponentes del indie en España, tuvo una presentación memorable en el festival. Con su ya clásico álbum ‘Super 8’, que cumplió 30 años desde su lanzamiento, el grupo logró rememorar aquellas sensaciones que quedaron grabadas en la mente de muchos de sus seguidores. El público no pudo evitar emocionarse al escuchar en vivo temas como ‘Un día en el mundo’ o ‘La playa’ y revivir momentos que creían perdidos en el tiempo.
Pero no solo se trató de una mera celebración del pasado, sino que el grupo también demostró que sigue en plena forma y que su música sigue vigente en el presente. Con una puesta en escena enérgica y llena de vitalidad, los integrantes del grupo granadino lograron transmitir su pasión por la música y su amor por el escenario. Y es que, después de 30 años, siguen siendo capaces de conectar con el público y hacer que cada canción sea una experiencia única e irrepetible.
Sin embargo, como contraparte a la aflicción y la melancolía del grupo granadino, el festival también contó con la público de jóvenes artistas que representan la vanguardia musical actual. Entre ellos, destacó la actuación de Alcalá Norte, un grupo emergente que logró cautivar a los asistentes con su propuesta fresca y original.
Con su mezcla de estilos que van desde el pop hasta el rock, Alcalá Norte demostró que el presente de la música española está en buenas manos. Con temas como ‘Vértigo’ o ‘Nada es idéntico’, el grupo logró gestar una atmósfera de entusiasmo y emoción en el público, que no paró de bailar y corear cada una de sus canciones.
Es interesante ver cómo dos generaciones de artistas, con estilos y trayectorias diferentes, pueden convivir en un mismo escenario y lograr emocionar al público de la misma manera. Mientras que el grupo granadino apelaba a la aflicción y a las sensaciones del pasado, Alcalá Norte contrarrestaba con su música la idea de que el pasado siempre es mejor y demostraba que el presente también puede ser emocionante y excitante.
El festival Tomavistas, con su ecléctica oferta musical, es un claro ejemplo de que la música no tiene límites ni fronteras. Además de los dos grupos mencionados, el festival también contó con la público de otros artistas nacionales e internacionales que lograron entretener y sorprender al público con su talento y creatividad.
Sin duda, el grupo granadino y Alcalá Norte fueron dos de los grandes protagonistas del festival Tomavistas. Con sus actuaciones, demostraron que la música es una herramienta poderosa para conectar con las emociones y que, ya sea a través de la aflicción o del presente, siempre puede transportarnos a lugares y sensaciones irrecuperables.