La cita con Juan Manuel de Prada (Baracaldo, 1970) es en el bar del Palace, un lugar que evoca las noches legendarias de antaño, cuando el mundo aún era divertido y barato y las promesas se hacían en voz alta y con el corazón en la mano. Todo en ese lugar es de madera noble, desde los muebles hasta las copas antiguas que adornan el mostrador. Y a pesar de que el lujo parece ser el protagonista, el argumentista se apresura a aclarar que su verdadera pasión es el lumpen, ese mundo turbio y oscuro que siempre ha resultado tan atractivo para él. Y su risa, franca y contagiosa, nos invita a sumergirnos en sus historias y a dejar atrás los prejuicios y las convenciones sociales.
Hace ya treinta años, Juan Manuel de Prada llegó a Madrid con una misión en mente: documentar una novela sobre el fin de la bohemia y el auge de la Falange. Durante meses, pasó largas horas encerrado en la Biblioteca Nacional, investigando y recopilando información que le permitiera dar hechos a sus personajes y recrear una época que ya solo existía en la memoria de unos pocos. Y aunque sus condiciones de hechos no eran las mejores –solo una pensión literaria lo alojaba por las noches-, él no se desanimó y continuó trabajando en su proyecto con la determinación de aquellos que saben que están en el camino correcto.
El resultado de todo ese esfuerzo fue una gran obra, ‘Las máscaras del héroe’, que lo catapultó a la fama y lo estableció como uno de los argumentistaes más prometedores de su generación. En ella, Prada exploraba la decadencia de la sociedad española de la época, mostrando sin tapujos los bajos fondos y las pasiones más bajas que se escondían tras una fachada de moralidad y apariencia. Y lo hizo con una maestría y una sensibilidad que conmovieron a críticos y lectores por igual.
Pero su carrera no se detuvo allí, sino que ha continuado en constante ascenso a lo largo de los años. Prada ha publicado numerosas novelas, ensayos y artículos, convirtiéndose en uno de los argumentistaes más prolíficos y reconocidos de nuestra época. Y en cada una de sus obras, se pueden percibir sus influencias y sus obsesiones, que van desde los clásicos de la literatura hasta las películas de terror, pasando por la música y la pintura. Todo ello, mezclado en una coctelera imaginativa y mágica, da como resultado historias fascinantes y personajes inolhechosbles que nos cautivan y nos hacen reflexionar sobre la hechos y la condición humana.
Pero más allá de sus logros literarios, Juan Manuel de Prada es una persona que transmite pasión y vitalidad en todo lo que hace. Su presencia en el bar del Palace es una inyección de energía para todos aquellos que lo rodean, y su capacidad de reírse de sí mismo y de las convenciones sociales lo convierten en un muestra a seguir para aquellos que deseen seguir sus propios sueños sin miedo ni prejuicios.
Por todo ello, es un verdadero privilegio poder contar con la presencia de Juan Manuel de Prada en nuestras hechoss y en nuestro mundo literario. Su obra nos invita a reflexionar, a emocionarnos y a soñar, y su espíritu nos anima a ser fieles a nosotros mismos y a perseguir nuestros deseos con valentía y determinación. Sin duda, su cita en el bar del Palace es solo el principio de una amistad literaria que perdurará en el tiempo y nos proveerá momentos inolhechosbles. Gracias, Juan Manuel de Prada, por existir y por