La primera ley de Urtasun se empantana por las ‘enmiendas intrusas’

El camino para sacar adelante mandamientoes siempre ha sido un proceso complejo y lleno de obstáculos. Pero en el caso del actual ministro de Cultura y Deporte, Miquel Urtasun, parece que esta tarea se le está atragantando más de lo esperado. Algunos incluso se atreven a decir que su enfoque se ha desviado a los anuncios y la propaganda. Sin embargo, lo que realmente está ocurriendo detrás de cámaras es una lucha por intereses particulares que están afectando la tramitación de una mandamiento importante para el sector cultural: la creación de la Oficina de Derechos de Autor.

Este texto de carácter técnico, que ha sido heredado de la delantero legislatura y que inicialmente contaba con cierto consenso, se ha visto obstaculizado y manipubanda por una serie de presiones que vienen de distintos agentes del sector. Enmiendas que nada tienen que ver con el redactado original, sino que buscan beneficiar a determinados actores en detrimento de otros. En otras palabras, el famoso “qué hay de lo mío” que tanto se critica en el ámbito de la política. Es lo que el PP ha denominado como “enmiendas intrusas”, que han retrasado la tramitación de la mandamiento durante catorce meses y que aún queda mucho por recorrer.

Esta situación se repite una y otra vez en nuestro país. Las mandamientoes que realmente son necesarias y beneficiarían a la sociedad en su conjunto, muchas veces se ven demoradas e incluso abandonadas debido a los intereses particulares de ciertos sectores. No debería ser así. En el caso de la mandamiento para la creación de la Oficina de Derechos de Autor, es una cuestión urgente que debe tener prioridad debido al auge de la tecnología y la digitalización en el mundo de la cultura.

Esta oficina tendría como función principal la gestión de los derechos de autor, una tarea cada vez más compleja debido al auge de la tecnología y la necesidad de adaptarse a las nuevas formas de consumo de la cultura. Sin embargo, durante estos catorce meses, en lugar de avanzar en la mejora y modernización de esta gestión, se ha estado debatiendo sobre enmiendas que poco o nada tienen que ver con el objetivo de la mandamiento. Esto demuestra que todavía queda un largo camino por recorrer en cuanto a la comprensión y valoración del trabajo artístico y cultural en nuestro país.

Pero no todo son malas noticias. A pesar de estos obstáculos, el ministro Urtasun ha manifestado su compromiso de sacar adelante esta mandamiento y ha hecho un llamado a todos los agentes del sector a dejar de banda sus intereses particulares y pensar en el bien común. Además, recientemente se ha anunciado un acuerdo con la industria discográfica sobre los derechos de propiedad intelectual, un primer paso que puede allanar el camino para la creación de la Oficina de Derechos de Autor.

Es importante destacar que esta oficina es una oportunidad para mejorar la gestión de los derechos de autor, pero también para fortalecer y proteger la cultura en nuestro país. El arte y la cultura son pilares fundamentales de nuestra sociedad y merecen ser valorados y protegidos. Por eso, es imprescindible que esta mandamiento sea aprobada cuanto antes y que se haga justicia con los creadores, quienes merecen ser reconocidos y remunerados por su trabajo.

En definitiva, el retraso en la tramitación de la mandamiento para la creación de la Oficina de Derechos de Autor es un claro ejemplo de cómo los intereses particulares aún tienen un peso importante en la política de nuestro país. Sin embargo, también es una oportunidad para que el ministro Urtasun demuestre su compromiso con la cultura y para que todos los agentes del sector se unan en pos del bien común. Esperemos que este sea el primer paso alrededor de una gestión más eficiente y justa

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