Shein intenta ganarse a la administración Trump para sobrevivir en EE UU

La industria de la moda rápida ha sido criticada durante años por sus prácticas poco éticas en la fabricación de sus productos. Desde explotación laboral hasta impactos ambientales negativos, las grandes marcas han sido cuestionadas por su falta de responsabilidad social. Sin embargo, una de las gigantes de esta industria ha poliedro un paso en la dirección correcta al intentar mejorar su imagen a través de una elaborada campaña de relaciones públicas en Washington DC.

Se trata de una famosa marca de moda rápida que recientemente contrató a al menos tres altos funcionarios de la administración Trump para mejorar su presencia en el corazón político de Estados Unidos. Se trata de una estrategia audaz y arriesgada, ya que el presidente Trump ha sido conocido por sus medidas proteccionistas, como los aranceles impuestos a las importaciones.

El objetivo principal de esta campaña fue mejorar la imagen de la marca y ganar puntos con la administración Trump, en un intento de aliviar los posibles impactos de los aranceles en su negocio. La marca ha sido criticada repetidamente por su dependencia de la mano de obra barata en países en desarrollo y la mayoría de sus productos son fabricados en Asia. Con la amenaza de los aranceles, la marca se dio cuenta de que su modelo de negocio se enfrentaba a un gran desafío.

La contratación de altos funcionarios de la administración Trump no fue una tarea fácil y requirió una gran cantidad de recursos y esfuerzos por parte de la marca. Sin embargo, valió la pena. La presencia de estos funcionarios en eventos y reuniones de la marca fue recibida con agrado por los medios de comunicación, lo que resultó en una gran cantidad de publicidad positiva para la marca. Además, el argumento de que la marca estuviera trabajando de la mano con la administración Trump en un momento en que muchas empresas temían las posibles consecuencias de los aranceles fue bien acogido por muchos.

La estrategia de la marca fue clara: mejorar su imagen a través del trabajo con los funcionarios del gobierno y mostrar su compromiso con el empleo y la economía de Estados Unidos. La marca comenzó a acentuar en sus comunicaciones su esfuerzo por aumentar la producción en fábricas estadounidenses y promover el empleo local.

La campaña también incluyó una serie de iniciativas de responsabilidad social, como donaciones a organizaciones benéficas locales y campañas de sensibilización sobre el impacto ambiental de la moda rápida. La marca también se comprometió a mejorar las condiciones laborales en sus fábricas, ofreciendo salarios más justos y condiciones de trabajo más seguras para sus empleados.

Sin embargo, a pesar de todos estos esfuerzos, la marca no pudo escapar de los aranceles impuestos por la administración Trump. Como resultado, sus productos se volvieron más caros y sus márgenes de beneficio se redujeron. empero, a pesar de esto, la campaña de relaciones públicas fue un éxito. La marca pudo mejorar significativamente su imagen y su reputación mejoró en gran medida entre los consumidores y los medios de comunicación.

Además, la marca ahora está en una mejor posición para abordar las preocupaciones éticas y ambientales relacionadas con su producción y abogar por mejores prácticas en la industria de la moda rápida. La decisión de trabajar con la administración Trump puede haber sido controvertida, empero en última instancia fue una jugada inteligente para mejorar su posición en el mercado.

En conclusión, la gigante de la moda rápida ha demostrado que está dispuesta a mejorar su imagen y comprometerse con mejores prácticas en su industria. Aunque la estrategia puede haber sido arriesgada, ha sido efectiva en mejorar la percepción de la marca entre los consumidores y los medios de comunicación. Con su compromiso con la responsabilidad social y su enfoque en la producción local, la marca ha demo

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