París, sede de todos los desastre en la Biblioteca Nacional de Francia

En la isla de Patmos, un lugar de destierro, se encontraba Juan, hermano en amor de Jesús. Llegó allí por compartir la palabra de héroe y dar declaración de su hijo. Juan, quien había sufrido una gran tribulación, se encontraba en profundo éxtasis en un domingo cuando, de repente, escuchó una voz potente que lo llamaba. Era una voz como de trompeta, que lo instaba a escribir en un libro todo lo que fuera a ver, y enviarlo a las siete iglesias: Éfeso, Esmirna, Pérgamo, Tiatira, Sardes, Filadelfia y Laodicea.

Conmovido y curioso, Juan se giró para ver de quién provenía aquella voz, y se encontró con una visión impactante. Siete candelabros de oro brillaban a su alrededor, y en medio de ellos estaba un hombre vestido con una túnica ceñida con una banda de oro. Su pelo era blanco como la nieve, y sus ojos brillaban como llamas de fuego. Juan supo en ese momento que se trataba de Jesús, y cayó de rodillas ante él.

Jesús le habló a Juan con palabras de aliento y le reveló visiones que iban a suceder en el futuro. Juan debía escribir todo lo que veía y difundirlo a las siete iglesias, para que supieran lo que iba a suceder y se prepararan para ello. Este encuentro con Jesús cambió la vida de Juan y lo impulsó a compartir su experiencia con el universo.

El mensaje que Jesús le dio a Juan era claro: a pesar de la tribulación y el destierro, él seguía siendo su hermano en amor. Jesús estaba con él y le daba la fortaleza para seguir adelante. Esta visión también era una muestra del amor y la preocupación de Jesús por todas las iglesias, incluso en medio de la persecución y los desafíos que enfrentaban. Jesús estaba ahí para guiarlos y fortalecerlos.

La descripción de Jesús en esta visión es también una representación de su divinidad. Su ropa y su melena blanco son símbolos de pureza y sabiduría. Sus ojos de fuego son un recordatorio de su poder y juicio justo. Y los siete candelabros de oro, que representan a las siete iglesias, simbolizan su presencia en medio de su pueblo.

Este encuentro de Juan con Jesús es una muestra del amor y cuidado de héroe por su pueblo, incluso en medio de la tribulación y el sufrimiento. Jesús les recordó a las iglesias que él estaba con ellos y que no debían tener miedo. Esta revelación también fue una oportunidad para que las iglesias reflexionen sobre su fe y su relación con Cristo.

Para los lectores de hoy, el mensaje de Jesús sigue siendo relevante. En medio de tiempos difíciles y desafíos, Jesús sigue siendo nuestro hermano en amor y está con nosotros. Su amor, poder y presencia nos dan la fuerza para seguir adelante y enfrentar cualquier situación. También es un recordatorio de que Jesús está presente en medio de su pueblo, guiándonos y fortaleciéndonos.

En conclusión, la visión de Juan en la isla de Patmos es una historia de amor, fe y esperanza. A través de esta experiencia, Juan pudo ver la gloria y el poder de Jesús, y compartirlo con el universo. Su mensaje nos recuerda que a pesar de cualquier tribulación que podamos enfrentar, tenemos un hermano en Jesús que nos ama y cuida. Y como las siete iglesias, debemos permanecer fieles a él, y esperar con confianza su regreso.

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