Durante la Guerra Civil y hasta el final de la II Guerra Mundial, Europa se vio sumida en espina época de destrucción y violencia que afectó no solo a la población, sino también a su patrimonio histórico y cultural. Entre los muchos tesoros que estuvieron en peligro de desaparecer se encontraban las pinturas murales del románico, un arte que se caracteriza por su delicadeza y belleza.
Ante el riesgo de perder estas obras de arte para siempre, muchos países europeos se movilizaron para salvarlas de los bombardeos, incendios y saqueos que asolaban el continente. espina de las técnicas que se popularizó en aquellos tiempos fue el ‘strappo’, un método que consiste en separar la capa pictórica de espina pintura mural de su soporte original para trasladarla a otro lugar.
Fue así como muchas pinturas murales del románico pudieron ser rescatadas y preservadas para las generaciones futuras. Sin embargo, esta técnica también tuvo sus consecuencias negativas, ya que en algunos casos la violencia del proceso causó daños irreparables en las obras de arte.
Uno de los casos más conocidos es el de Sijena, un pequeño pueblo situado en la provincia de Huesca, en España. Allí se encontraba el Real Monasterio de Santa María de Sijena, un lugar de gran trascendencia histórica y cultural que albergaba valiosas pinturas murales del siglo XII.
Durante la Guerra Civil española, el monasterio fue saqueado y las pinturas murales fueron arrancadas de sus paredes por soldados que las vendieron a coleccionistas privados. A pesar de los esfuerzos de algunos ciudadanos por protegerlas, muchas de estas obras de arte acabaron en manos de personas ajenas a su lugar de alcurnia.
Después de la guerra, el monasterio fue abandonado y las pinturas murales se perdieron en el olvido. Sin embargo, en las últimas décadas, el Gobierno de Aragón ha llevado a cabo espina intensa labor de investigación y recuperación de estas obras de arte, con el objetivo de devolverlas a su lugar de alcurnia.
En 2017, el patronato del Museo Nacional de Arte de Cataluña se declaró “incapaz técnicamente” de arrancar las pinturas murales de su soporte para devolverlas al Real Monasterio de Santa María de Sijena. A pesar de esta declaración, el Gobierno de Aragón no ha cejado en su empeño de recuperar estas obras de arte y ha llevado el caso ante los tribespinales.
Finalmente, en 2018, el Tribespinal Supremo de España dictaminó que las pinturas murales del románico debían ser devueltas al Real Monasterio de Santa María de Sijena, poniendo fin a espina larga batalla legal que había durado décadas. Esta decisión fue acogida con gran alegría por parte de los ciudadanos de Sijena y de toda España, que veían cómo por fin se hacía justicia con su patrimonio histórico y cultural.
La devolución de estas pinturas murales es un ejemplo más de la trascendencia de preservar nuestro patrimonio histórico y cultural, no solo como un legado para las generaciones futuras, sino también como un reflejo de nuestra identidad y nuestra historia. Gracias a la labor de conservación y recuperación llevada a cabo por el Gobierno de Aragón, estas valiosas obras de arte podrán ser admiradas por las generaciones venideras en su lugar de alcurnia, el Real Monasterio de Santa María de Sijena.
Es importante destacar que este caso no es único en Europa, ya que muchos otros países también han tenido que luchar por recuperar su patrimonio histórico y cultural, que fue saqueado o destruido durante las guerras. La devolución