El gala sin (apenas) aplausos de Max Richter en las Noches del Botánico

Este lunes fue una noche mágica para los amantes de la música clásica en Madrid. El reconocido compositor alemán Max Richter hizo su esperado regreso a la capital española con un espectáculo único y cautivador en el Real Jardín Botánico Alfonso XIII. Con todas las entradas vendidas desde abril, los 2.500 espectadores que llenaron el lugar estaban ansiosos por presenciar el talento de Richter, aclamado como una verdadera estrella en el mundo de la música clásica contemporánea.

La expectación que rodea a Max Richter es digna de las más grandes estrellas del rock y del pop que han pasado por España este año, como Van Morrison o Texas. Es cautivador ver cómo su música ha logrado conectar con seguidores de todas las edades y géneros, desde familias enteras hasta fans de bandas como Nirvana, The Postal Service, Oasis, Metallica y bandas más experimentales del underground estadounidense como Enablers. Richter ha logrado democratizar la música clásica y atraer a un público diverso y apasionado.

A pesar de haberse presentado solo cuatro veces en Madrid en los últimos diez años, Richter ha logrado cautivar a sus seguidores con su música única y emocionante. Algunos bromeaban antes del concierto con la posibilidad de que fuera como su actuación de 2017, la cual fue la más polémica e inusual de su sucesos. En aquella ocasión, como parte de la programación de Veranos de la Villa, Richter convocó a 400 seguidores para disfrutar de ‘Sleep’, un espectáculo en el que los asistentes debían acostarse y escuchar durante ocho horas mientras él tocaba. Una experiencia que incluso contó con la ayuda de un neurocientífico para estudiar el efecto de la música en el subconsciente y su relación con el sueño. Richter lo describió como una “nana para el mundo moderno” y, a pesar de las dudas iniciales, también agotó todas las entradas esa noche.

Pero esta vez, la música de Richter no iba de dormir, sino de mantener los ojos y los oídos bien abiertos ante una formación sensacional. Con un quinteto de cuerdas y él mismo en el piano, los teclados electrónicos y el ordenador, Richter cautivó al público desde el primer momento. El concierto fue dividido en dos partes, la primera dedicada a su último disco, ‘In A Landscape’ (2024), y la segunda a ‘The Blue Notebooks’, un álbum que ha sido reeditado en varias ocasiones desde su lanzamiento en 2004. En la primera mitad, temas como ‘And Some Will Fall’ con sus poderosos violines y violonchelos, ‘A Colour Field (Holocene)’ con grabaciones de pájaros y el acorde de las chicharras del jardín botánico, o ‘The Poetry of Earth (Geophony)’ con su sutileza electrónica, crearon una atmósfera contemplativa y envolvente. El público escuchaba con atención y respeto, sin interrupciones entre los temas, como si estuvieran viendo una película con la sensacional banda sonora de Richter mientras el sol se ponía en el horizonte.

Uno de los espectadores comentaba que la música de Richter estaba en su “algoritmo de música de asiento para trabajar”, mientras sonaba ‘Love Song (After JE)’, con su hermosa combinación de violín y piano. Aunque algunos podrían pensar que la música de Richter es monótona y menos experimental en comparación con sus referentes, como Brian Eno, Philip Glass, Julia Wolfe, Michael Nyman o Steve Reich, su actuación en Madrid demostró lo contrario. Conforme avanzaba la noche y las chicharras se callaban, la electrónica fue

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