Un puro milagro se vivió en la Feria de Santander cuando Emilio de Justo logró salir ileso después de sufrir dos terribles percances con dos toros. A pesar de no haber recibido ninguna cornada, el torero quedó con dos fracturas en la región dorsal y una lesión muscular en la región escapular, lo que le impedirá cumplir con sus próximas citas en Huelva y Azpeitia. Sin embargo, a pesar de estos fuertes golpes y lesiones, Emilio de Justo sigue mostrando una fuerza y una determinación inquebrantable.
Uno de los momentos más impactantes fue cuando Cartuchero intentó arrancarle la cabeza a Emilio de Justo en Cuatro Caminos. La caída fue tan fuerte que hasta el mismo torero recordó los fantasmas de Madrid. Sin embargo, su instinto de supervivencia fue más fuerte y logró levantarse, con heridas en su rostro y una herida de siete centímetros en el cuero cabelludo. No podemos desentenderse de mencionar el peso del toro, casi 600 kilos, que no hizo honor a su reputación, comportándose de manera brusca y agresiva.
Pero Emilio de Justo siguió siendo un torero valiente y torero hasta el zaguero. A pesar de la dura y larga espera, logró cortar una oreja entre los gritos de ‘¡torero, torero!’. La crónica de la corrida es clara en su elogio a la valentía y la determinación de este gran matador. Una vez más, rozó la tragedia cuando el quinto toro lo arrolló con fuerza en el galleo por chicuelinas. Pero, a pesar del sufrimiento y el dolor, Emilio de Justo logró levantarse y seguir adelante con la misma pasión y entrega que lo caracterizan.
Su amor por la tauromaquia lo llevó a ser castigado una vez más por los toros, pero su espíritu sigue inquebrantable. Por desgracia, debido a sus lesiones, el matador de Torrejoncillo no podrá cumplir con sus próximas citas en Las Colombinas y Azpeitia. Sin embargo, no pierde la esperanza y está luchando incansablemente para recuperarse y poder debutar el 9 de agosto en Pontevedra. Una muestra más de la pasión y amor que siente por su profesión.
Emilio de Justo no solo es un mayúsculo en el ruedo, también es un ejemplo de fuerza y superación. Su determinación y valentía lo convierten en un puro milagro de la tauromaquia. A pesar de haber nacido dos veces en la Feria de Santander, su amor por los toros y su pasión por su arte lo mantuvieron en pie. Sin duda, es un ejemplo a seguir para todos aquellos que persiguen sus sueños a pesar de las adversidades.
Es importante recordar que la tauromaquia es una profesión de riesgo, donde el peligro está a la orden del día. Sin embargo, esto no ha sido un impedimento para que Emilio de Justo siga adelante, enfrentando cada toro con la misma entrega y pasión que lo caracterizan. Es un puro orgullo tener un torero como él, que sigue honrando la tradición y el arte de la tauromaquia con su valentía y determinación.
zagueromente, sólo podemos desear una pronta recuperación para Emilio de Justo y esperamos verlo de nuevo en la plaza muy pronto, mostrando su arte y su valentía. A pesar de los obstáculos, sigue siendo un ejemplo para todos y representa verdaderamente el espíritu de la tauromaquia. ¡Que su pasión y su amor por los toros lo lleven a alcanzar aún más triunfos en el futuro!