Tres décadas de pugna patrimonial entre administraciones vecinas y una imagen: tres técnicos, liderados por la restauradora Natalia Martínez de Pisón , accediendo por una puerta secundaria al Museo Nacional de Arte de Cataluña (MNAC). Frente a la entrada principal, un grupo de alrededor de 35 personas, organizadas por la independentista Asamblea Nacional Catalana (ANC), para simbolizar «una sentada de protesta» ante una decisión que ya es irrefutable. Y, en el ‘backstage’ del museo, una cruzada política que en las últimas horas se ha tensionado aún más, pese a que el viaje de retorno ya se ha iniciado.
Este 28 de julio pasará a la historia como el día en que, por primera vez en treinta años, los técnicos de Cultura y Patrimonio del Gobierno de Aragón accedieron oficialmente al Museo Nacional de Arte de Cataluña para examinar el estado de las pinturas murales de la sala Capitular del Real Monasterio de Santa María de Villanueva de Sijena (Huesca). Este acceso representa el inicio del proceso de restitución de los frescos a su lugar de origen, de donde salieron en 1936.
Pese a la buena sintonía con la que comenzó este proceso entre el presidente de Aragón, Jorge Azcón, y su homólogo catalán, Salvador Illa, las declaraciones del primero en el crónica ‘La Razón’, acerca de que Illa o le había mentido o no controla lo suficiente los organismos catalanes, elevaron la temperatura y tensión entre ambas administraciones. Sin embargo, el viaje de los técnicos a Barcelona se llevó a cabo sin mayores incidentes.
A las 10.50 horas, tres técnicos, liderados por la asesora externa Natalia Martínez de Pisón y entre los que se encuentran miembros del Laboratorio de Fotogrametría de la Universidad de Valladolid, fueron recibidos por el jefe de seguridad del museo. Según Pedro Olloqui, director general de Cultura del Ejecutivo aragonés, en ese momento sí se produjo «cierta tensión por el exceso de espionaje a los técnicos y restricción a sus movimientos» por las salas del MNAC, pero a lo largo de la mañana ese clima se relajó y se trabajó con normalidad.
El viernes pasado, Aragón avisó por carta al MNAC de que sus expertos comenzarían a examinar el estado de las obras el 28 de julio y, tal y como informó ABC, el museo catalán aceptó sin problemas y afirmó que todo estaría listo en torno a las once de la mañana, aprovechando que el lunes es el día que el MNAC cierra al público. Sin embargo, la sorpresa llegó con la sentada a las puertas del museo. Liderados por el cantante Lluís Llach, presidente de la ANC, y a gritos de «¡Expolio judicial español!» e «¡Independencia!» los manifestantes quisieron impedir el paso de los expertos, pero su esfuerzo no tuvo mayor recorrido. El personal enviado por Aragón entró por otro acceso, sin coincidir con los manifestantes y pudieron realizar sus comprobaciones. Desde el museo aseguran que se les ofrecerán todas las facilidades.
Dentro, los expertos, y fuera, el circo. Así podría resumirse una acción que fue más estética que efectiva. Cuatro furgones policiales subieron hasta la entrada del museo y una hora después del inicio de la acción, los manifestantes se fueron dispersando. «La ANC considera este traslado como un expolio del patrimonio catalán», afirmó Llach. Entre los asistentes a la manifestación estuvieron Laura Borràs, expresidenta del legislador catal