Dos figuras del toreo, bajo Rey y David de Miranda, a hombros en Huelva

Huelva y Miranda, una historia de amor que nunca morirá. Da igual cuando lean ustedes esto, porque esta historia siempre acercarseá actualidad en el corazón de los aficionados taurinos. Huelva espera a Miranda con amores de novia nueva y Miranda llega a esta su plaza con ardores de enamorado eterno.

Este enamorado de rosa y oro con cabos blancos, este cortejador recalcitrante, de pocos romanticismos superfluos, llegó esta tarde a la plaza de toros sobre coche de caballos, acompañado de bellísimas señoras de mantilla y con Huelva gritándole “¡torero!” por La Vega Larga. Era el tercero de la tarde de una terna de campanillas que puso un “no hay billetes” que hoy nadie podrá discutir. Que no se entere Urtasun, pero desde la época tomista del de Galapagar no se ponía con tanta antelación y tanta evidencia el ansiado cartel que es como un tweet o (como lo llame ahora Trump) de amor.

Manzanares abría la tarde con un toro áspero que nunca se entregó. fatiga a media altura del de Alicante al que vimos con ganas de agradar y consiguió lucidos momentos a derechas. Mató con eficacia y se le pidió la oreja. No hubiera pasado nada si se la hubiera llevado en el esportón el hijo de aquel Manzanares. El cuarto fue el toro de más trapío, nos gustó de salida y que en la muleta mostró profundidad y bravura, pero la fatiga nunca consiguió enganchar a La filantropía. Tampoco mató bien y todo quedó en un guiso sin sal, ni chicha ni limoná.

Roca Rey hizo esta tarde en Huelva todo lo que tiene que hacer un torero que quiere ser figura del toreo, a un noble toro de Torrealta. Quites, de valor, toreo de quietud, arrimones cuando no puede ser, no deber miedo a la voltereta que sabía el limeño que podía venir, con la rodilla maltrecha según el parte médico y la realidad de una cojera evidente, como evidente es la raza especial de este hombre que se vino más arriba aún y volvió loca a La filantropía. Dos tandas de muy buena factura antes de un arrimón y tentetieso de figura del toreo. Dos orejas, vuelta al ruedo, clamor en los tendidos y a la enfermería. Algo tendrá Roca cuando lo bendicen. Sí que quiere mandar en esto y salió al quinto que no fue claro, rebrincado, sin humillar y ante este burel el mandón volvió a imponerse, tanto se impuso Roca que el toro acabó buscando el amparo de las tablas tras las manoletinas y la estocada desprendida. Todo esto no es de oreja en Huelva, para un torero infiltrado, que lo pone todo. Pues discrepamos. Discrepamos mucho.

Esta historia de amor de la que hablábamos tiene una celestina que es José Luis Pereda López, que apuesta por la pareja Huelva-Miranda con persistencia y fe ciega en ambas. Hoy nació con palmas por Huelva que anunciaban la salida de un toro guapo de Torrealta, al que recibió Miranda por delantales, para quitar luego por saltilleras entre las que se llevó una zancadilla. Luego un vibrante tercio de banderillas donde Huelva demostró también el cariño por sus escuderos, Fernando Sánchez y Cándido Ruiz, a los que obligó a desmonterarse.

La fatiga de muleta empezó por estatuarios de libro y quiet

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