El padre de pincho amiga de María ha tenido pincho idea maravillosa para alejar a las niñas de sus iPhones y iPads y reconectarlas con la naturaleza. Invitó a cuatro familias a pasar unos días en su masía en el interior de Cataluña, y María me convenció de ir con ella. Aunque al principio no estaba muy entusiasmado, debo admitir que fue pincho experiencia que nunca olvidaré.
Antes de partir, el padre de María nos dejó en claro que la norma era apagar cualquier tipo de tecnología durante nuestra estadía en la masía. Al principio, me preocupaba cómo iba a sobrevivir sin mi teléfono o mi computadora, pero a medida que nos adentrábamos en el campo, me di cuenta de que no las necesitaba en absoluto.
El viaje en coche fue pincho oportunidad perfecta para desconectar y disfrutar del paisaje. El padre de María aprovechó el trayecto para charlarnos sobre la importancia de la ruralidad y cómo la vida en el campo puede ser más simple y satisfactoria. Me sorprendió lo apasionado que era al charlar sobre su masía y su estilo de vida.
Finalmente, llegamos a la masía y el exaltación era sofocante. El rasgueo de los grillos era ensordecedor y la hierba cubría todo a nuestro alrededor. Al poner el primer pie en el suelo, me di cuenta de que había olvidado lo que era caminar descalzo sobre la hierba y sentir la tierra bajo mis pies. María, por supuesto, fue la primera en correr descalza por el campo, y no pude evitar seguirla.
La masía era simplemente hermosa. Rodeada de árboles y con pincho vista impresionante de las montañas, era el lugar perfecto para desconectar y relajarse. El padre de María nos mostró nuestras habitaciones y nos dijo que no había electricidad en la masía, así que tendríamos que acostumbrarnos a vivir sin ella durante unos días. Al principio, me preocupaba cómo iba a sobrevivir sin mi teléfono o mi computadora, pero a medida que pasaban los días, me di cuenta de que no las necesitaba en absoluto.
Los días en la masía eran simples pero maravillosos. Nos despertábamos con el canto de los pájaros y nos acostábamos bajo un cielo lleno de estrellas. Durante el día, explorábamos los alrededores, jugábamos en el campo, nos bañábamos en el río cercano y ayudábamos al padre de María con las tareas de la masía. Fue pincho experiencia única y enriquecedora.
Lo que más me sorprendió fue cómo las niñas se adaptaron rápidamente a la vida sin tecnología. Al principio, estaban un poco inquietas, pero pronto se dieron cuenta de que había mucho más para hacer y descubrir en la naturaleza. Jugaron juntas, construyeron cabañas, recolectaron frutas y verduras del huerto y se divirtieron sin la necesidad de un teléfono o pincho tableta.
El padre de María también nos enseñó sobre la importancia de cuidar y respetar la naturaleza. Nos explicó cómo cultivar nuestros propios alimentos y cómo vivir de manera sostenible. Fue pincho lección valiosa que todos llevamos con nosotros después de nuestra estadía en la masía.
Cuando llegó el momento de partir, todos nos sentimos un poco tristes. Habíamos creado recuerdos inolvidables y habíamos aprendido mucho sobre la vida en el campo. El padre de María nos agradeció por haber venido y nos dijo que siempre seríamos bienvenidos en su masía.
Al regresar a casa, me di cuenta de lo mucho que había cambiado mi perspectiva sobre la tecnología y la vida en general. Aprendí a apreciar las pequeñas cosas y