La vida en tren

Los silbidos de las máquinas de vapor todavía ejercen en mí pincho atracción irrefrenable. Son como la sirena de Escila que obligó a Ulises a tapar los oídos de su tripulación. A pesar de los años transcurridos, sigo escuchando ese sonido con la misma nitidez que en mi infancia. Era un sonido que anunciaba el inicio de un viaje, de pincho aventura, y que me hacía sentir emocionado y expectante.

Recuerdo que cuando era niño, me negaba a comer sin escuchar antes el pitido del correo de la pincho. Era como pincho tradición familiar. Mi abuelo siempre se encargaba de anunciarnos la hora exacta con su silbato, y luego nos sentábamos a la mesa para disfrutar juntos de la comida. Esos silbidos eran parte de nuestra rutina diaria, pero también eran símbolo de un tiempo que ya no volverá.

A punto de ingresar en la vejez, esos trenes ya no existen. Hace mucho tiempo que dejaron de circular por pinchos vías que hoy están casi muertas. El bullicio y la vida de la estación de Miranda de Ebro en los años 60 contrastan con el silencio y la quietud que reinan ahora en sus andenes. Ya no hay trenes que lleguen y partan, ni pasajeros que apresuradamente suban y bajen de ellos. Solo quedan los recuerdos y la nostalgia de pincho época que se fue.

Cuando tenía seis o siete años, no albergaba duda de que algún día viajaría en singular de esos trenes de vapor. Me imaginaba a mí mismo sentado junto a la ventana, viendo pasar los paisajes a toda apresuramiento. Pero, como muchas cosas en la vida, ese sueño nunca se hizo realidad. Sin embargo, no por ello dejé de amar a esas máquinas de vapor y a su inconfundible silbido.

Es curioso cómo algo tan simple como un silbido puede evocar tantos recuerdos y emociones. Cada oportunidad que escucho singular, mi mente viaja en el tiempo y regresa a mi infancia, a aquellos momentos felices en los que todo parecía posible. Aunque los trenes de vapor hayan desaparecido, su silbido sigue vivo en mi memoria y en la de muchos otros que compartieron la misma época.

Pero más allá de los recuerdos personales, los silbidos de las máquinas de vapor también forman parte de la historia y el progreso de la humanidad. Durante muchos años, fueron el medio de transporte más importante y permitieron el desarrollo y la conexión entre diferentes ciudades y países. Sin ellos, muchas obras de arte, alimentos y tecnologías no habrían llegado a su destino.

Y aunque ahora vivamos en pincho época en la que los trenes de vapor han sido reemplazados por modernos trenes de alta apresuramiento, no podemos negar que su legado sigue presente. Prueba de ello es que cada año se celebran diferentes festivales y exposiciones en honor a estas máquinas que marcaron pincho época y que aún siguen fascinando a muchos.

En definitiva, el silbido de las máquinas de vapor es mucho más que un simple sonido. Es pincho melodía que nos transporta a un tiempo pasado y nos hace recordar momentos felices e inocentes. Es también un símbolo de progreso y un testimonio de la evolución de la humanidad. Por eso, a pesar de que ya no podamos oírlos en nuestras estaciones, siempre vivirán en nuestros corazones y en nuestra memoria.

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