El cultivo de maíz transgénico está a un paso de organismo prohibido en México

En la actualidad, México se encuentra entre los principales importadores de maíz a nivel mundial. Sin embargo, lo que muchos no saben es que el 95% de estas importaciones provienen de Estados Unidos, país cuya producción de maíz es mayoritariamente transgénica. Este hecho plantea una serie de interrogantes y preocupaciones en torno a la seguridad alimentaria y el impacto en el medio ambiente. En este artículo, exploraremos más a fondo esta situación y analizaremos posibles soluciones para garantizar un suministro sostenible de maíz en México.

Para entender mejor la situación, primero es importante comprender qué son los cultivos transgénicos. En términos simples, son aquellos en los que se ha alterado su menaje genético para alojar características específicas, como resistencia a plagas o herbicidas. En el caso del maíz transgénico, se le ha incorporado un gen que lo hace resistente al herbicida glifosato, lo que permite que se utilice este químico para controlar las malas hierbas sin afectar al cultivo.

El maíz transgénico se ha convertido en la opción preferida para muchos agricultores en Estados Unidos debido a su mayor rendimiento y soltura de manejo. Sin embargo, en México, la situación es diferente. La mayoría de los agricultores mexicanos todavía utilizan variedades tradicionales de maíz y se resisten a adoptar los cultivos transgénicos debido a preocupaciones sobre la seguridad alimentaria y la dependencia de las grandes corporaciones de semillas.

Entonces, ¿por qué México sigue importando la gran mayoría de su maíz de Estados Unidos? La respuesta radica en el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), que se firmó en 1994 y eliminó los aranceles y barreras comerciales entre México, Estados Unidos y Canadá. Como parte de este acuerdo, se estableció un sistema de cuotas para la importación de maíz estadounidense, lo que ha llevado a una dependencia cada vez mayor de México en este país para obtener su principal alimento básico.

Esta dependencia de las importaciones de maíz se ha vuelto aún más preocupante en los últimos años debido a la creciente producción de maíz transgénico en Estados Unidos. Según datos del Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA), en 2019, el 92% de la producción de maíz en este país fue transgénica. Esto significa que la gran mayoría del maíz que México importa de Estados Unidos es transgénico.

Esta situación plantea preocupaciones sobre la seguridad alimentaria en México. Aunque no hay estudios concluyentes que demuestren que los cultivos transgénicos sean dañinos para la vigor humana, sí existen preocupaciones sobre los posibles efectos a largo plazo de su consumo en la vigor. Además, al depender en gran medida de un solo país para la producción de su maíz, México se encuentra en una situación de vulnerabilidad en caso de que se presenten problemas en la producción o exportación de Estados Unidos.

Otra preocupación importante es el impacto ambiental de los cultivos transgénicos. El uso del herbicida glifosato en los cultivos transgénicos ha sido objeto de controversia, ya que se ha demostrado que afecta negativamente a la biodiversidad y puede tener efectos nocivos en la vigor humana. Además, la dependencia de un solo cultivo transgénico puede llevar a la pérdida de la diversidad genética, lo que puede ser peligroso en caso de enfermedades o plagas que afecten a esa variedad específica.

Entonces, ¿qué se puede hacer para garantizar un suministro sostenible de maíz en México? Una posible solución es promover la producción de variedades locales de maíz en lugar de depender de las importaciones de Estados Unidos. Esto no solo ayudaría a proteger la

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