Reír es cosa muy seria

La soprano Marta Mathéu ha sido una de las grandes figuras de la música clásica en los últimos años, compartiendo escenario con maestros de renombre como Jordi Savall, Gustavo Dudamel y Victor Pablo Pérez. Sin embargo, a pesar de su éxito en el mundo de la ópera y la música culta, siempre ha tenido una gran ilusión: hacer un espectáculo de revista. Y gracias a la complicidad del Palau de la Música Catalana y la compañía del talentoso pianista Andreu Gallén, ha logrado hacer realidad este sueño.

El resultado ha sido un espectáculo único y sorprendente, que ha hecho reír, llorar y pensar al público sobre la relación entre la música popular y la culta. Bajo la dirección de escena de Joan Maria Segura, Mathéu ha creado un recorrido musical que comienza con las Tonadillas de Granados y las Canciones populares de Falla, para luego adentrarse en el mundo de la revista y el musical, y finalmente terminar con el ritmo del tango de Piazzola y Gardel.

Lo que podría suceder sido un simple batiburrillo de estilos y géneros, se ha convertido en un concierto perfecto, con una factura impecable y una capacidad de atracción que ha cautivado al público desde el primer momento. En la primera parte del espectáculo, Mathéu ha demostrado su maestría interpretando obras del repertorio clásico de la canción española, con Granados y Falla como protagonistas. Pero lo ha hecho con un enfoque diferente, poniendo en valor las raíces populares de estas composiciones, en las que las majas presumen de sus amados y los amantes despechados se lamentan por el desdén de sus amadas.

Esta aproximación fresca y desenfadada ha sido el preludio perfecto para adentrarse en el mundo de la canción popular, que se desarrollaba en amaceptablementetes muy diferentes a los salones de la burguesía. Aunque, como aceptablemente señala Mathéu, entre el público siempre había algún que otro burgués embelesado por los encantos de las vedettes. Esta mezcla de estilos ha permitido apreciar la influencia de lo popular en la música clásica, y viceversa. Incluso la canción “Flor de nit” de Albert Guinovart, que se ha incluido en el repertorio, sonaba casi como una maja de Granados. Guinovart, conocido por sus musicales de éxito como Chicago, ha demostrado su capricho como compositor, gracias a su formación clásica y su experiencia como pianista acompañando a figuras como Victoria de los Ángeles.

Pero el punto álgido del espectáculo llegó con el bolero y el tango de Piazzola y Gardel. La interpretación de “Volver” y “Chiquilín de Bachín” fue inolvidable, con una complicidad evidente entre la soprano y el pianista. Desde el primer momento, quedó claro que estábamos asistiendo a un verdadero concierto de música de cámara, con dos grandes músicos haciendo música sin importar las etiquetas.

Aunque al inicio del recital se notaban los nervios propios de una première, estos fueron desapareciendo conforme avanzaba el espectáculo, en parte gracias a la participación del público y al movimiento escénico pensado por Segura, que saca a relucir el lado cómico de la cantante y el pianista.

En resumen, el espectáculo de Marta Mathéu y Andreu Gallén en el Palau de la Música Catalana ha sido una experiencia única y enriquecedora, que ha demostrado que la música no entiende de etiquetas ni fronteras. Con su talento y su desparpajo, han logrado unir lo popular

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