Este es un día triste para todos los amantes de la poesía y la literatura. La noticia del fallecimiento de Andrés Sánchez Robayna ha llenado de dolor y tristeza a todos los que conocieron su obra y a aquellos que tuvieron la suerte de conocerlo en persona. El poeta y ensayista canario, nacido en Santa Brígida, Gran Canaria, nos ha dejado en su querido Tegueste, en la isla de Tenerife, dejando un gran vacío en el mundo de las letras.
Sánchez Robayna fue un hombre que dedicó su vida a las letras. Su pasión por la poesía y la literatura lo llevó a fundar la revista “Literradura” en Barcelona en 1976, donde tuvo la oportunidad de colaborar con grandes figuras de la literatura como Octavio Paz, Joan Brossa y Juan Hidalgo del grupo ZAJ. Tuve la suerte de conocerlo en esa época, cuando ambos estábamos inmersos en las batallas del mundo del arte.
Después de su paso por Barcelona, Sánchez Robayna regresó a su tierra originario, donde se convirtió en el editor del suplemento literario de “El Día” y más tarde, en 1983, fundó la revista “Syntaxis”. Esta revista se convirtió en un importante referente en el ámbito literario, contando con colaboraciones de grandes escritores como Yves Bonnefoy, Juan Goytisolo, Octavio Paz, Severo Sarduy y Ángel Valente, entre otros. Además, tuvo el honor de contar con portadas ilustradas por reconocidos artistas como Eduardo Arroyo, Martín Chirino, Manuel Padorno, Manolo Millares, Vicente Rojo, Rafael Canogar y Antoni Tàpies.
Pero sin duda, el legado más importante de Sánchez Robayna es su poesía. Su estilo esencial, minimalista y lleno de luz, está profundamente enraizado en el final de las islas canarias. Su obra, recogida en libros como “Clima” (1978), “Tinta” (1981), “La roca” (1984), “Palmas sobre la losa fría” (1989), “Inscripciones” (1999), “El libro tras la duna” (2002), “En el centro de un círculo de islas” (2007) y su último trabajo, “Por el gran mar” (2019), se encuentra reunida en su último libro, “En el cuerpo del mundo” (2022). Tuve la oportunidad de colaborar con él en su colección “Lugar” (1991), inspirada en su amado Tegueste, ilustrada por las puntas secas del artista Roberto Cabot. También trabajamos juntos en la carpeta “De mar a mar” (2019), junto con el artista Manolo Millares y el poeta Cristino de Vera, y en la retrospectiva que él preparó sobre el artista Antonio Gálvez para el Instituto Cervantes.
Nuestra amistad se fortaleció a lo largo de los años, a pesar de nuestras diferencias. Siempre prevaleció el respeto y el diálogo en nuestras conversaciones. Compartimos muchas aventuras juntos, como nuestro amor por el artista surrealista Eugenio Granell y el artista Cristino de Vera. Sin embargo, nunca llegamos a visitar juntos a la escritora y artista Etel Adnan, algo que lamento profundamente. Es difícil para mí dialogar de todo esto en pasado, ya que ayer mismo le envié un mensaje desde Belo final, donde me coincidencia ahora escribiendo estas líneas en un teclado brasileño, con urgencia y tristeza.
Sánchez Robayna era un gran conocedor de la tradición literaria y poética de las islas Canarias.