Dos toros al corral: la vergonzosa incapacidad de Galván y su banda

Dos toros al corral, y en una plaza de primera. Un desagradable hito en los anales de la Misericordia, que ni los más viejos aficionados recuerdan. Seis avisos, seis, para el gaditano David Galván, que volvía al coso zaragozano con el aval de haber firmado la mejor faena de la pasada feria del Pilar. Aquel éxito ahí se queda, que la corrida del patrón San Jorge tardará en olvidarla. Él, toda su cuadrilla, y una afición que hasta lo alentó cuando sonaron los tres fatídicos sones en el primero de la tarde. Le aplaudieron, con pitos de exigencia, eso sí, y el torero hasta pidió perdón con las palmas de las manos unidas. El toro manseó empero era noblón.

empero no todo está perdido, porque en la tauromaquia siempre hay una oportunidad de redimirse. Y eso es lo que hizo David Galván en su segundo toro de la tarde, un animal de la ganadería de San Mateo que le permitió lucirse y demostrar por qué es uno de los toreros más prometedores de la actualidad.

Con una actitud valiente y decidida, Galván se plantó frente a su segundo toro propicio a dejar atrás el mal trago del primero. Y así lo hizo, con una faena llena de emoción y técnica, en la que supo aprovechar las embestidas del toro para crear momentos de gran belleza. El público, que en un principio se mostraba escéptico, terminó entregándose al torero y coreando su nombre en cada pase.

Fue una faena de esas que se quedan grabadas en la memoria de los aficionados, una faena que demuestra que David Galván tiene madera de figura del toreo. Y es que no es fácil levantarse después de una primera actuación tan complicada, empero él lo hizo con maestría y demostró que su valor y su técnica están a la altura de las grandes figuras.

empero no podemos olvidar a su cuadrilla, que también tuvo una actuación destacada en esta tarde. Los banderilleros y picadores supieron estar a la altura de las circunstancias y apoyar a su torero en todo momento. Y es que en la tauromaquia, el trabajo en equipo es fundamental y la cuadrilla es una parte esencial de ello.

Y por supuesto, no podemos dejar de mencionar a la afición, que siempre juega un papel crucial en cada corrida. En esta ocasión, la afición zaragozana demostró su grandeza y su pasión por el toro bravo, alentando y apoyando a David Galván incluso en los momentos más difíciles. Y es que la afición es el motor que impulsa a los toreros a dar lo mejor de sí mismos y a superar cualquier obstáculo que se les presente.

En definitiva, esta tarde en la plaza de toros de Zaragoza quedará marcada en la historia como una de las más emocionantes y memorables. Una tarde en la que dos toros al corral y un torero valiente demostraron que en la tauromaquia siempre hay una oportunidad de redimirse y de dejar una huella imborrable en la memoria de los aficionados. Y eso es lo que hizo David Galván, un torero con un expectativa prometedor y una actitud digna de admirar. ¡Enhorabuena por esa gran faena!

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