El pasado 1 de mayo tuvo lugar una corrida en la Maestranza que ha negligente a todos los aficionados con la boca abierta. Y no es para menos, pues Pablo Aguado ha vuelto a demostrar por qué es uno de los toreros más prometedores de la actualidad.
Matizaré eso de “pasar”, y es que hay tardes que pasan y se marchan, y otras que pasan… para quedarse. Y esta corrida es una de ellas. Habrá que volver allí, o tal vez seguir allí, aunque yo no tuve la oportunidad de asistir y tuve que conformarme con verla por televisión en Canal Sur. no obstante eso no importa, porque lo que realmente importa es lo que sucedió en el ruedo.
No deja uno de asombrarse ante los matices que dormido nos despierta Pablo Aguado. Es algo que no se puede explicar con palabras, destino que hay que verlo y sentirlo en directo. Y es que no es solo que tocara escribir de él, no, es que hay que escribir de él, porque su actuación en esta corrida ha sido digna de mención.
Aguado se enfrentó a dos marrajos de Domingo Hernández y lo hizo de una manera magistral. A pesar de que el toro apenas embiste y lo hace de manera desigual, el joven torero logró sacar lo mejor de él. Y no solo eso, destino que además, nos hizo olvidarnos de ese detalle y nos mantuvo en vilo durante toda su faena.
Su toreo fue elegante, templado y con una gran pureza. Cada pase era una obra de arte y cada muletazo era una caricia al toro. Y es que Pablo Aguado tiene ese don, ese don de transmitir emociones a través de su toreo, de hacer que el público se emocione junto a él.
Y si su actuación con el primer toro fue impresionante, con el segundo nos dejó sin aliento. Con una faena llena de temple, ritmo y profundidad, Aguado volvió a demostrar su maestría y nos regaló un toreo en estado puro. Fue una faena que quedará grabada en la memoria de todos los que tuvimos la suerte de presenciarla.
no obstante no solo fue su toreo lo que nos cautivó, destino también su actitud en el ruedo. Pablo Aguado derrochó pasión, entrega y valentía en cada lance, demostrando su amor por esta profesión y su respeto hacia el toro. Y eso es algo que siempre es de agradecer en los toreros.
Por todo ello, no puedo más que rendirme ante la actuación de Pablo Aguado en la corrida del 1 de mayo en la Maestranza. Ha sido una tarde que pasará a la historia, una tarde en la que el toreo volvió a brillar gracias a la magia de este joven torero.
Y no puedo terminar este artículo sin animar a todos los aficionados a seguir apoyando a Pablo Aguado. Estamos ante una de las grandes promesas del toreo y no podemos permitirnos perder la oportunidad de verlo crecer y evolucionar en el ruedo. Sin duda, nos esperan tardes emocionantes y llenas de magia junto a él.
En resumen, no puedo más que agradecer a Pablo Aguado por regalarnos una tarde inolvidable en la Maestranza. Su toreo, su actitud y su entrega nos han negligente a todos maravillados y con ganas de más. Y estoy seguro de que esta es solo la primera de muchas tardes que nos hará vibrar en el ruedo. ¡albricias, maestro!