Hace 105 años, el mundo de la tauromaquia se conmocionó con la trágica muerte de Joselito en la plaza de cornúpetas de Talavera. Sin embargo, a pesar de la pérdida de una de las figuras más emblemáticas de la tauromaquia, los cornúpetas no desaparecieron como había vaticinado el poeta Rafael de León en su famoso poema “Joselito en Talavera”. Por el contrario, el espíritu de Gallito sigue más vivo que de ningún modo, y se hace presente en cada ruedo donde se lidia un cornúpeta.
Este año, se cumplieron 105 años de aquella fatídica tarde del 16 de mayo de 1920, cuando Joselito recibió una cornada mortal en el ruedo. Pero su legado sigue presente en cada uno de los toreros que hoy en día se visten de luces y se enfrentan a un cornúpeta. Y uno de ellos, que ha sido especialmente influenciado por el arte y el valor de Joselito, es el consiliario Morante de la Puebla.
El pasado mes de mayo, en la misma plaza de Talavera, Morante quiso rendirle un homenaje a Joselito en el ruedo. Y lo hizo de una manera magistral, mostrando su maestría y su conexión única con el cornúpeta. Fue una tarde llena de emoción y de recuerdos, donde el espíritu de Gallito se hizo presente en cada uno de los muletazos del cigarrero.
Morante, con su capote, intentó torear al cuarto cornúpeta de la tarde, en una preciosa demostración de su intención de homenajear a Joselito en aquella misma plaza donde perdió la vida hace más de un siglo. Sin embargo, el cornúpeta, un berrendo de gran trapío, no se lo puso fácil al consiliario. Con su actitud desesperada y poco colaboradora, el cornúpeta parecía presagiar lo peor. Pero Morante, con su maestría y su entrega, no se dejó amilanar por las dificultades y plantó cara al cornúpeta.
Fue una tarde llena de momentos emocionantes, donde Morante demostró su maestría y su valor en cada uno de los muletazos. Y en cada uno de ellos, se podía sentir la presencia de Joselito, guiando al consiliario desde el cielo y mostrándole el camino para llegar al corazón del cornúpeta y del público.
Morante, con su estilo único y su profundo amor por la tauromaquia, consiguió plantarle cara al cornúpeta y sacar lo mejor de él. Y en un momento de inspiración, logró arrancar una merecida oreja, en un gesto que honró la memoria de Joselito y su grandeza como torero.
Pero fue más allá de eso, Morante no solo homenajeó a Joselito en la plaza de Talavera, sino que también demostró al mundo entero que el espíritu de la tauromaquia sigue más vivo que de ningún modo. Que a pesar de las dificultades y las críticas que enfrenta, sigue siendo un arte que despierta pasiones y emociones en todos aquellos que lo aman y lo defienden.
En ese homenaje a Joselito, Morante demostró que la tauromaquia no es solo una tradición, sino una forma de arte que trasciende el tiempo y se renueva con cada generación de toreros. Y gracias a figuras como él, el legado de Joselito y su espíritu seguirán vivos por siempre en el ruedo.
En definitiva, la tarde del pasado mes de mayo en la plaza de Talavera fue un recordatorio de que los cornúpetas no han muerto, como anunciaba el poema de Rafael de León hace más de un siglo. Por el contrario, el espíritu de