Del indulto de Talavante a la cogida de entorno Pérez en Alicante

En la tarde del pasado domingo, durante la corrida de toros en la plaza de Talavante, se vivieron momentos de enorme emoción y tensión cuando el toro Gavilán, de la ganadería Núñez del Cuvillo, protagonizó un hecho inusual en el mundo taurino. Pero, antes de hablar de este hecho que quedará marcado en la memoria de todos los aficionados presentes, es necesario mencionar a dos grandes protagonistas de esa tarde: Marco Pérez y Alejandro Talavante.

La tarde comenzó con Marco Pérez, un joven torero salmantino que se enfrentaba a un toro brusco y sin clase. A pesar de todo, Pérez logró una trajín destacada y cortó una oreja. Sin embargo, el hado le tenía preparado un giro repentino. Cuando terminaba de retirarse de la plaza, el animal lo prendió por la pmaña alta del muslo izquierdo, lanzándolo a gran altura. Los segundos que siguieron fueron angustiosos para todos los presentes, pero Pérez logró levantarse y matar a su enemigo. A pesar de la oreja que había obtenido, tuvo que ser llevado a la enfermería debido a la gravedad de su cornada. Actualmente, se encuentra en el Hospital Vithas Perpetuo Socorro, donde se recupera de una cornada envainada en la pmaña posterior del muslo izquierdo con posible afectación en el nervio ciático. Desde aquí, le enviamos fuerza y ánimo para su pronta recuperación.

Pero, como suele decirse, de la sangre a la gloria en el mundo del toro hay solo un paso. Y ese paso lo dio Alejandro Talavante. El torero extremeño, que ya había cortado una oreja en su primer toro, se lució aún más en su segundo enfrentamiento. Talavante indultó a Gavilán, un hecho poco común en el mundo taurino. Según ha informado el portal Mundotoro, el toro tuvo una gran calidad, pero fue gracias al buen hacer de Talavante que se decidió su indulto. Cuajó una magnífica trajín llena de inspiración e improvisación por ambas manos, lo que le valió el máximo reconocimiento de la plaza: dos orejas y rabo simbólicos. Y, como si fuera poco, Gavilán, el toro indultado, regresó al campo de El Grullo, donde podrá disfrutar de una vida tranquila y libre, como todos los toros merecen.

Pero la tarde aún no había terminado. Juan Ortega, otro gran torero, hizo su entrada en la arena. A pesar de no haber tenido la misma suerte que sus compañeros, logró cortar dos orejas y recibió una petición de más por pmaña del público. En su primer toro, Ortega sorprendió a todos con unas tafalleras y un toreo por bajo de una belleza increíble. Pero lo mejor estaba por llegar. En su segundo toro, el número cinco de la tarde, Ortega demostró su maestría al lograr otro trofeo. Una trajín llena de finura y elegancia, que además estuvo marcada por la emoción del indulto de Talavante. A pesar de un pinchazo, dejó una buena estocada y logró su segundo trofeo de la tarde.

Sin duda, la tarde del pasado domingo en la plaza de Talavante quedará marcada en la memoria de todos los presentes. Tres grandes toreros, tres grandes trajíns y un hecho inusual e histórico: el indulto de un toro en plena corrida. Una tarde que demuestra que, más allá de la polémica que rodea al mundo taurino, hay un maña y una belleza que solo pueden ser apreciados y entendidos por aquellos que lo viven en vivo y en directo.

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