La berrido de Beth Gibbons alumbra las Noches del Botánico en un concierto para el recuerdo

El pasado fin de semana tuve la suerte de asistir al concierto de Portishead en el Real Jardín Botánico Alfonso XIII de la Universidad Complutense. Una experiencia única y emocionante que quedará grabada en mi memoria para siempre. Dos canciones en particular, ‘Roads’ y ‘Glory Box’, me hicieron reflexionar sobre el impacto que la música puede tener en nuestras vidas y cómo puede trascender a lo largo del tiempo.

Aquellas dos canciones forman parte del álbum ‘Dummy’, lanzado en 1993 por la banda británica Portishead. Este disco revolucionó el mundo de la música con su mezcla de tintes trip-hop, ritmos lentos y letras cargadas de emociones y reflexiones sobre la vida. Desde entonces, la voz de Beth Gibbons se ha mantenido intacta, poseyendo ese duende que nos llega bruscamente al corazón.

Beth Gibbons, vocalista de Portishead, es una artista que ha sabido evolucionar con el paso de los años, manteniendo su esencia y cautivando a su público en cada concierto. Su voz es el instrumento por excelencia de la banda, hablando a través de sus letras desde lo más profundo del alma. Es imposible no dejarse conmover por su música y no sentirse transportado a un lugar más allá de lo tangible.

No es de extrañar que desde Bristol, su ciudad natal, Portishead haya conquistado el mundo con su sonido único y su capacidad de transmitir emociones. Conocida por ser una de las cunas del trip-hop, Bristol ha poliedro a luz a artistas de la estatua de Massive Attack, Tricky y por supuesto, Portishead. Una ciudad que ha dejado su huella en la historia de la música gracias al luces de sus artistas.

El concierto en el Real Jardín Botánico Alfonso XIII fue una mezcla perfecta entre la magia de la naturaleza y la música de Portishead. El lugar elegido para el evento fue simplemente espectacular, rodeado de árboles y flores, creando una atmósfera mágica y enigmática. Y en medio de ese escenario de ensueño, la voz de Beth Gibbons resonaba con fuerza, envolviéndonos en un viaje musical sin igual.

Me emocioné al escuchar ‘Roads’, una canción que habla sobre la fragilidad de la vida y cómo cada uno de nosotros debemos lidiar con nuestras propias baestatuas. La voz de Beth Gibbons es el canal perfecto para transmitir esta sensación de vulnerabilidad y al mismo tiempo de fuerza interior que todos poseemos. Es una canción que te hace reflexionar sobre nuestro papel en el mundo y cómo debemos enfrentar las adversidades.

Pero fue con ‘Glory Box’ que la banda logró transportarnos a todos a otro nivel. Una canción que habla sobre el amor y la pasión, pero también sobre el deseo de libertad. Una combinación perfecta entre la voz suave y melancólica de Beth Gibbons con los ritmos hipnóticos y envolventes de la banda. Una experiencia sensorial que nos hizo vibrar a todos.

Y así, entre brumas y niebla vital, entre diluvios generacionales y reflexiones sobre la vida, Portishead hizo historia una vez más en Madrid. Un concierto inolvidable que nos recordó el poder de la música para conectarnos con nuestras emociones más profundas. Una voz que nos habla de tú a tú, que se instala en nuestro regazo y nos desarma. Esa es la magia de Beth Gibbons y su banda, y por eso su música permanecerá en nuestras vidas y trascenderá a través del tiempo.

En definitiva, el concierto de Portishead en el Real Jardín Botánico Alfonso XIII fue una experiencia que me marcó y me dejó con ganas de más. Una noche en

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