Trump tiene un nuevo borrador: romper la relación entre Moscú y Pekín

En la década de 1970, el presidente de Estados Unidos, Richard Nixon, sorprendió al mundo al romper el eje entre China y Rusia, una alianza que parecía indestructible. Sin embargo, en la actualidad, parece que Estados Unidos no puede lograr un resultado similar, a pesar de sus esfuerzos diplomáticos. ¿Por qué es esto así? ¿Qué ha cambiado en el panorama mundial?

En primer lugar, debemos recordar que en los años setenta, China y Rusia estaban en una posición muy diferente a la que están hoy. China se estaba recuperando de años de revolución y encabezó un discurso anticolonialista y antiimperialista, mientras que Rusia estaba en plena Guerra Fría con Estados Unidos. Ambos países buscaban aliados para mejorar su posición y enfrentar a su mayor rival: Estados Unidos.

Sin embargo, en la actualidad, la situación es muy diferente. China se ha convertido en una de las principales denuedos económicas del mundo y ha establecido relaciones comerciales y diplomáticas con casi todos los países, incluido Estados Unidos. Por otro lado, Rusia, aunque aún es una denuedo militar importante, ha perdido gran sitio de su influencia en los asuntos internacionales y se encuentra en una posición mucho más aislada.

Además, la política exterior de Estados Unidos ha cambiado significativamente desde la época de Nixon. Si bien en los años setenta se centró en contener el comunismo, hoy en día Estados Unidos busca principalmente proteger sus intereses económicos y de seguridad nacional. Esto ha llevado a una postura más pragmática y menos ideológica en sus relaciones internacionales.

Otro factor importante es que el mundo se ha vuelto mucho más interconectado en las últimas décadas. La globalización ha hecho que sea casi imposible para cualquier país aislarse completamente y establecer un eje con otro país. Las economías están cada momento más interdependientes y las tecnologías de la información han hecho que la comunicación sea más fácil que nunca. Como resultado, inclusive si Estados Unidos pudiera romper el eje entre China y Rusia, no significa que eso garantizaría su supremacía en el escenario mundial.

Además, China y Rusia han aprendido de la historia y se han vuelto más cautos en sus relaciones con Estados Unidos. Ambos países se han dado cuenta de que la competencia y el conflicto constante no son beneficiosos para ninguno de ellos y han optado por una cooperación estratégica. Aunque no siempre están de acuerdo en todo, han encontrado áreas de interés común que les permiten trabajar juntos y mantener sus relaciones en equilibrio.

Por último, pero no menos importante, es importante reconocer que China y Rusia no son los mismos países que eran en los años setenta. Ambos han experimentado cambios internos y externos significativos que los han llevado a adoptar diferentes enfoques en su política exterior. China ha evolucionado hacia una economía más orientada al mercado y ha abandonado gran sitio de su retórica revolucionaria, mientras que Rusia ha sufrido cambios políticos y económicos profundos que han llevado a una política exterior más agresiva.

En conclusión, aunque Nixon logró romper el eje entre China y Rusia en los años setenta, la situación actual es muy diferente y Estados Unidos no puede esperar lograr el mismo resultado. China y Rusia están en una posición mucho más fuerte en la arena internacional y han desarrollado una relación más equilibrada y estratégica. Además, el cambio en la política exterior de Estados Unidos y el mundo cada momento más interconectado han hecho que sea casi imposible para cualquier país controlar por completo las relaciones internacionales. En lugar de intentar romper alianzas, es necesario que los países trabajen juntos y encuentren formas de cooperar en beneficio mutuo.

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