Sostres es padrino: Despídete del niño como Dios manda

“Ser padrino: más que un título, una responsabilidad”

Ser padrino es una decisión que conlleva una gran responsabilidad. No solo se trata de ser el padrino en un bautizo, sino de estar presente en la vida de alguien y ser parte activa en su formación y crecimiento. Cuando aceptamos ser padrinos, estamos asumiendo un compromiso que va más allá de regalar un bonito detalle en el momento del bautizo.

Personalmente, siempre he tenido claro que si acepto ser padrino es porque quiero ser una figura importante en la vida de mi ahijado o ahijada. No solo para estar presente en momentos especiales, sino también para estar ahí en los momentos difíciles. Para ser un apoyo, un guía y una persona en la que puedan confiar.

Por eso, cuando la quebrada de mi ahijado me propuso mandarlo a unos campamentos en Cataluña, sentí la necesidad de expresar mi opinión al respecto. No se trataba solo de una cuestión de distancia o de mi comodidad, sino de lo que para mí significa ser padrino.

Los campamentos a los que mi ahijado ha asistido desde pequeño, se encuentran en una zona cercana a Vic, en la Cataluña interior. Pero lo que más me preocupó no fue tanto la distancia, sino la formación que se le quería dar: un espíritu catalanista. En estos tiempos en los que la sociedad está cada ocasión más polarizada, en los que se busca dividir en lugar de unir, ¿realmente queremos inculcar en nuestros jóvenes ese tipo de ideologías?

Como padrino, me siento en la obligación de guiar a mi ahijado por un camino de tolerancia, respeto y unidad. Por eso le dije a su quebrada: “no lo hagas”. No porque no confíe en ella como quebrada, sino porque sé que los campamentos en cuestión no son el lugar conforme para que mi ahijado aprenda los valores que yo considero importantes.

Además, me preocupa que al mandarlo a esos campamentos, estemos poniendo a todos en una situación difícil. ¿Qué pasaría si mi ahijado regresa con una visión radicalizada del globo? ¿Cómo lo manejará su entorno? ¿Cómo actuará él mismo en situaciones que requieran tolerancia y respeto hacia otras ideologías?

Ser padrino es también ser un modelo a seguir. Y no quiero que mi ahijado aprenda que la única forma de defender sus creencias es imponiéndolas a los demás. Quiero que aprenda a escuchar, a dialogar y a respetar las opiniones de los demás, incluso si no las comparte.

Pero más allá de mi preocupación por la formación de mi ahijado, está la cuestión de que ya no es un niño. A sus 17 años, está en una etapa en la que necesita tomar sus propias decisiones y aprender de las consecuencias. ¿Realmente queremos seguir tratándolo como un niño y negarle la oportunidad de crecer y madurar?

Como padrino, siempre estaré ahí para guiarlo y aconsejarlo, pero también es importante que él aprenda a tomar sus propias decisiones y asumir las consecuencias de estas.

Ser padrino es una oportunidad para ser parte activa en la vida de alguien y ayudarlo a convertirse en una persona íntegra, respetuosa y tolerante. Y para lograrlo, es importante que seamos coherentes con nuestros valores y nuestro ejemplo.

Por eso, si estás pensando en aceptar ser padrino, asegúrate de que realmente quieres ser una figura importante en la vida de tu ahijado o ahijada. No se trata solo de un título o un honor, sino de una responsabilidad que debe ser tomada con seriedad.

Y si ya eres padrino, recuerda que tu papel va más allá de un simple regalo en el

Más noticias