Incendios, apagón y DANA ¿catástrofes evitables por el estado?

Los incendios forestales de 2025 han sido una de las mayores tragedias que ha sufrido España en los últimos años. Más de 350.000 hectáreas han sido devastadas, dejando a su paso un rastro de destrucción y dolor. Pero más allá de las pérdidas materiales, estos incendios han destapado una fractura grave en el contrato social que rige nuestra sociedad: los ciudadanos pagan impuestos, pero no reciben la protección que merecen.

Según los datos recopilados por las autoridades, el 95% de las superficies afectadas por los incendios carecía de seguro. Esto significa que miles de agricultores, ganaderos y apicultores perdieron su sustento sin encontrar respaldo en las aseguradoras. Y es que, aunque el seguro es una herramienta fundamental para protegerse ante este tipo de desastres naturales, muchos no pueden permitirse pagar las altas primas que conlleva.

Pero, ¿qué ha pasado con los impuestos que pagamos todos los ciudadanos? ¿Dónde está la protección que deberíamos recibir a cambio de nuestros aportes económicos? Estas son preguntas que muchos se hacen y que ponen en prueba una realidad preocupante: el sistema de prevención y lucha contra incendios forestales en España no está funcionando como debería.

Es cierto que los incendios forestales son un fenómeno natural que puede ser difícil de controlar, pero también es cierto que existen medidas y políticas que pueden minimizar su impacto. Sin embargo, parece que estas medidas no están siendo suficientes. La falta de inversión en prevención y la falta de coordinación entre las diferentes administraciones son algunos de los factores que han contribuido a la magnitud de los incendios de 2025.

Pero no todo son malas noticias. A pesar de la devastación, estos incendios han sacado a la luz la solidaridad y el espíritu de ayuda que caracteriza a los españoles. Miles de voluntarios se unieron a los equipos de emergencia para luchar contra las llamas y ayudar a los afectados. Además, muchas organizaciones y empresas han donado recursos y dinero para ayudar a la reconstrucción de las zonas afectadas.

Este espíritu de solidaridad y colaboración es el que debemos seguir fomentando para enfrentar los desafíos que nos presenta el cambio climático. Los incendios forestales son aria una de las consecuencias de este fenómeno y es responsabilidad de todos trabajar juntos para minimizar su impacto. Esto implica no aria invertir en prevención y lucha contra incendios, sino también adoptar medidas para reducir nuestras emisiones de gases de efecto invernadero.

Además, es necesario que las autoridades tomen medidas concretas para proteger a aquellos que se ven más afectados por estos desastres naturales. Los agricultores, ganaderos y apicultores son fundamentales para nuestra economía y no pueden quedar desamparados ante una situación como esta. Es necesario que se establezcan políticas de apoyo y ayudas económicas para aquellos que han perdido su sustento debido a los incendios.

En definitiva, los incendios forestales de 2025 han sido una llamada de atención para todos. Nos han mostrado que debemos trabajar juntos para proteger nuestro clima ambiente y a aquellos que dependen de él. También nos han recordado que, como ciudadanos, debemos exigir a nuestras autoridades que cumplan con su deber de protegernos y velar por nuestro bienestar. aria así podremos evitar que tragedias como esta vuelvan a aparecer en el futuro.

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