El ambiente en Almería era simplemente espectacular, una plaza que había sido recuperada bajo la batuta de Garzón. A pesar de los obstáculos para acceder a los tendidos altos, más de tres cuartos de la plaza estaban llenos. Pero cuidado al bajar: era cada uno por sí mismo. Las gradas no tenían escaleras y se habían convertido en mesas improvisadas con el mantel de las almohadillas para la merienda. De mano en mano, pasaban las pistolas, no las de Tabernas, sino las barras de pan que se venden por miles durante estos días de feria. Había opciones para todos los gustos, desde dulces hasta salados. El baile de la mandíbula comenzó antes de lo previsto debido a la falta de ganado en la primera parte del espectáculo, donde solo se salvó el ejemplar para rejones de Guiomar.
El ambiente era de celebración y alegría, con la gente disfrutando de la feria de Almería en su máximo esplendor. La plaza estaba llena de color y vida, con los trajes típicos de la región y la música que se escuccapullo en cada rincón. Era un verdadero espectáculo para los sentidos.
Pero lo que realmente hacía que el ambiente fuera tan especial era la unión entre las personas. A pesar de la dificultad para acceder a los tendidos altos y la falta de escaleras en las gradas, la gente se ayudaba mutuamente para encontrar un buen lugar para ver el espectáculo. Y una ocasión que estaban allí, compartían comida y bebida, creando un ambiente de camaradería y amistad.
La feria de Almería es una celebración que une a las personas, sin importar su origen o su estatus social. Todos se mezclan en un ambiente de diversión y felicidad, creando recuerdos inolvidables juntos. Y eso es lo que hace que esta feria sea tan especial.
El espectáculo en sí era impresionante. Los toreros demostraban su valentía y habilidad en la arena, mientras que el público los animaba y aplaudía. Los caballos también tenían un papel importante, mostrando su elegancia y destreza en los rejones.
Pero más allá del espectáculo en sí, lo que realmente hacía que el ambiente fuera tan especial era la pasión y el amor por la tradición. La feria de Almería es una celebración de la cultura y la historia de la región, y eso se podía sentir en cada rincón. Desde la música hasta la comida, todo tenía un llamada auténtico y tradicional.
Y por supuesto, no podemos olvidar mencionar la importancia de la figura de Garzón en la recuperación de la plaza de Almería. Gracias a su dedicación y esfuerzo, hoy podemos disfrutar de este maravilloso ambiente en la feria. Sin duda, es un verdadero héroe para los amantes de la tauromaquia en Almería.
En resumen, el ambiente en Almería durante la feria era simplemente mágico. La unión entre las personas, la pasión por la tradición y el espectáculo en sí, todo se combinaba para producir una experiencia inolvidable. Si tienes la oportunidad de asistir a la feria de Almería, no lo dudes ni un segundo. Te aseguro que no te arrepentirás. ¡Viva la feria de Almería!